Las personas que padecen de un trastorno bulímico, experimentan un profundo sufrimiento psicológico. La mayor parte del tiempo, están extremadamente preocupadas por su peso, su silueta y su formas, pero a diferencia de las personas que padecen anorexia, si bien logran en algunos casos y en algunas épocas periodos de restricción alimentaria, esos periodos no suelen ser muy largos, incluso pueden ser solo de momentos del día, después de los cuales la persona se atraca de alimentos generalmente muy calóricos, para posteriormente intentar eliminarlos mediante vómitos, ejercicio exagerado y/o uso de diuréticos, laxantes o purgantes.

Si bien atracarse con alimentos les resulta altamente placentero, inmediatamente sienten culpa y arrepentimiento, lo cual lo intentan superan con  la conducta purgativa inmediata, con la que se vuelve a sentir placer, especialmente cuando es mediante el vómito o con laxantes o purgantes fuertes.

La salud mental de las personas con padecimientos bulímicos se ve gravemente afectada, caracterizándose por estados de depresión y ansiedad, pérdida del patrón de sueño, perdida de la capacidad de concentración, insomnio o hipersomnia, robos, cronopatía, desorden sexual, conductas compulsivas.

Las personas con bulimia realmente no tienen grandes cambios en su peso.

La bulimia suele estar oculta por mucho tiempo, incluso por años a las personas cercanas de quien la padece.

Las personas con trastorno bulímico por lo general hacen intentos constantes de dietas restrictivas poco sanas.

Otras complicaciones físicas producidas por la bulimia son: sobrepeso, estreñimiento y úlceras, problemas digestivos por los vómitos y los laxantes, pérdida del esmalte dental, callosidades en los dedos que se utilizan para provocarse el vómito.